Después de un largo camino, hemos llegado
de la huerta al camión nos han llevado
nos han repartido entre el mercado y el supermercado,
a la pera, al plátano y a mí nos han comprado
y a casa de una mujer nos han llevado.
Cuando llegué y lo ví me enamoré,
el pomelo más guapo que jamás veré
feliz y contenta con él estaré
hasta que un día la mujer dijo, -¡te comeré!,
la despedida fué triste pero siempre lo querré.
Me quedé muy sola y abandonada
solo me consolaba la más alocada
mi amiga la naranja que hizo una naranjada,
yo estaba triste y desconsolada
porqué por nadie era amada.
Un día al frutero llegó
otro pomelo que me alegró,
mi corazón de alegría llenó,
su cariño y comprensión me enloqueció
y otra vez mi corazon palpitó.
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