
En la sopa de cebolla,
la carne estaba pensando
-Se está bién en la olla!
El ajo estaba cantando,
-¿Cuándo llegará la hora?
La cebolla orgullosa
-Este plato lleva mi nombre!
Y el agua meditaba
que si era plato de pobre,
que delicioso estaba.
El cocinero retiró
el puchero del fuego
y mientras tanto pensó
-¿Le añado un buen huevo?
y la sopa al plato echó.
Los ingredientes contentos
sirvieron de gran entrante
se sintieron unos maestros
del menú del restaurante
los alimentos estos!
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